CONTAMINAR Y SOBREEXPLOTAR LA TIERRA, “PECADOS CONTRA DIOS”: PAPA

El Papa Francisco advirtió que la contaminación ambiental y la sobreexplotación “miope” de la tierra son “pecados contra Dios” y llamó a todos a arrepentirse para cambiar estilos de vida.

Francisco instó a todos los católicos a hacer un examen de conciencia y confesar sus faltas contra el medio ambiente, en un mensaje difundido por El Vaticano con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que la Iglesia celebra este día.

“No podemos rendirnos o ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas. No tenemos derecho”, escribió.

Advirtió que el planeta sigue calentándose, en parte por causa de la actividad humana. Precisó que 2015 fue el año más caluroso jamás registrado y probablemente 2016 lo será aún más, lo cual provoca sequía, inundaciones, incendios y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más graves.

Constató que los cambios climáticos contribuyen también a agravar la crisis de los migrantes forzosos generando que los pobres del mundo, que son los menos responsables de estas transformaciones, sufran directamente sus efectos.

“Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios; (un pecado que) no hemos sabido reconocer ni confesar”, dijo.

“En la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, estamos llamados a reconocer nuestra contribución –pequeña o grande– a la desfiguración y destrucción de la creación. Este es el primer paso en el camino de la conversión”, siguió.

Más adelante, el Papa lamentó que la sociedad actual se haya acostumbrado a estilos de vida inducidos por una “malentendida cultura del bienestar” o por un “deseo desordenado” de consumir más de lo que realmente se necesita.

Por ser partícipes de un sistema que ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza, llamó a todos a arrepentirse del mal contra la casa común.

Explicó que el arrepentimiento y la conversión deben traducirse en actitudes y comportamientos distintos como un uso más prudente del plástico y del papel, no desperdiciar el agua, la comida y la energía eléctrica, diferenciar los residuos, tratar con cuidado a los otros seres vivos, utilizar el transporte público y compartir el mismo vehículo entre varias personas.

Pidió no pensar que esos esfuerzos sean demasiado pequeños para mejorar el mundo, sino que son acciones que provocan un bien a la tierra y que tienden a difundirse, a veces invisiblemente.

Lamentó que la economía y la política, la sociedad y la cultura, no sean dominadas por una mentalidad del corto plazo y de la búsqueda de un inmediato provecho financiero o electoral. Urgió a reorientar estas realidades hacia el bien común, que incluye la sostenibilidad y el cuidado de la creación.

“Cambiar de ruta significa respetar escrupulosamente el mandamiento originario de preservar la creación de todo mal, ya sea por nuestro bien o por el bien de los demás seres humanos. Una pregunta puede ayudarnos a no perder de vista el objetivo: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”, puntualizó.