¿POR QUÉ LA ÚNICA AGENCIA QUE PUEDE RASTREAR ARMAS DE FUEGO EN EE.UU. NO PUEDE TENER COMPUTADORAS?

Las armas de fuego personales abundan en EE.UU., pero las leyes garantizan que nadie sepa cuántas son y a quiénes pertenecen. Intentar a averiguarlo se convierte muchas veces en una pesadilla.

A diferencia de lo que muestran las películas, en EE.UU. no existe ningún sistema íntegro de registro de propietarios de armas de fuego. Ni siquiera se sabe con certeza cuántas pistolas, fusiles o escopetas poseen los estadounidenses. Se estima que son alrededor de 300 millones, pero no existe forma de confeccionar una lista íntegra para saber los nombres de propietarios.
En realidad, ocurre todo lo contrario, ya que las leyes del país, promovidas por el todopoderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) buscan, al parecer, asegurarse un único fin: que no exista ninguna posibilidad de crear una base de datos consultable de los propietarios de armas del fuego y, de esta forma, eliminar la posibilidad de buscar sus nombres en cuestión de segundos. Según opina la NRA, registrar en un lugar todas las armas abriría el camino para su fácil confiscación, lo que, a su vez, podría conducir a su “extinción”.

La revista GQ ha publicado un reportaje con todo lujo de detalles desde el Centro Nacional de Rastreo (NTC, por sus siglas en inglés) adscrito a la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos estadounidense, que pasa por ser la única organización responsable por la búsqueda e identificación de los compradores de armas involucradas en crímenes.

Al mismo tiempo, tal vez se trate de la única entidad gubernamental en EE.UU. que no dispone de ninguna computadora, dado que su uso está allí prohibido. En cambio, en el Centro lo que hay son miles de cajas con papeles que amenazan con hundir el suelo. Por eso muchas cajas se guardan en tres contenedores de carga para buques en un estacionamiento.

¿Cómo se buscan a los propietarios de armas sospechosas?

Cuándo un policía encuentra en el lugar de un crimen un arma de fuego, no existe la posibilidad de que introduzca en una computadora su número de serie y averiguar de esa forma a quién pertenece.

Dado que esto no es posible, lo que hace es llamar o enviar un correo electrónico al Centro Nacional del Rastreo, situado en una pequeña ciudad de Martinsburg, en el Estado de Virginia, que inicia la búsqueda, que suele tardar una semana.

Al recibir la solicitud de búsqueda con la marca del arma y el número de serie, un empleado del Centro primero llama al fabricante del arma si es estadounidense o, si es extranjero, al importador de la misma, para saber el nombre del mayorista, a quién la vendió. Ellos están obligados a guardar esta información por la ley.

Luego se dirige a este mayorista, también obligado a guardar toda la información sobre compras y ventas para revelar qué tienda le compró el arma. Entonces, hay que llamar a esta tienda.

Si la tienda aún existe, el problema queda resuelto, ya que son precisamente los establecimiento de venta de armas las obligadas a guardar toda la información completa sobre las personas que adquieren armas contenida en los formularios 4473.

Es precisamente el formulario 4473 el objetivo de todo este largo proceso de búsqueda, que a veces requiere hasta 70 llamadas telefónicas por un arma. El formulario contiene el nombre, apellido, dirección, firma, fecha y lugar de nacimiento, estatura, peso, sexo, información sobre raza y etnia y, a veces, incluso el número de seguridad social del comprador. La persona que adquiere el arma la rellena a la hora de la compra y la tienda debe guardarla para siempre.

¿Pero qué pasa si la tienda deja de existir? Cuando una de estas tiendas cierra, están obligadas a enviar toda la información sobre sus clientes y sus armas al NTC, que, a partir de ese momento, se encarga del almacenamiento de esta información sin poder digitalizarla de ninguna forma. Es allí donde se acumulan miles de cajas que amenazan con colapsar el NTC.

Si la tienda conserva esta información en su computadoras, el NTC, al recibirla, está obligado a imprimirla y después a convertirla en microfilmes para ahorrar espacio. Recientemente, empezaron a usar también los archivos PDFs, que no pueden rastreados. El original digital no puede ser guardado.

Cada mes llegan a la NTC dos millones de registros de armas de fuego procedentes de tiendas cerradas. Y cada mes un 30% de búsquedas conducen a los millones de cajas con registros guardadas por la NTC, lo que obliga a sus empleados a pasarse horas revisando con sus manos millones de papeles o cientos de microfilmes.

En el centro hay solo 50 empleados encargados de las búsquedas, además de varias empleadas que ayudan. Cada día reciben unas 1.500 solicitudes de búsqueda, es decir, 370.000 al año. En casos urgentes, como los tiroteos masivos, de vez en cuando tardan un día en vez de una semana y, si tienen mucha suerte, es posible hallar el nombre del propietario de un arma sospechosa en unas horas. Sin embargo, a veces la búsqueda se convierte en una pesadilla.

Policías incompetentes

Los problemas pueden aparecer en todas etapas de la búsqueda, a menudo en su mismo comienzo, cuando reciben las solicitudes de policías que, frecuentemente, no tienen ni la menor idea de cómo funciona este rastreo e ignoran la ausencia de una base de datos íntegra. La búsqueda no es posible sin dos datos imprescindibles: la marca y el modelo del arma, así como su número de serie.

A veces los policías no saben distinguir las marcas. Hay ocasiones en que no pueden distinguir el número de serie del número de patente, por ejemplo. Y a veces les cuesta diferenciar la letra ‘o’ de la cifra 0 en el número de serie, o la ‘L’ minúscula de la ‘i’ mayúscula, etc. Todo ello complica aún más el proceso del rastreo, que solo en el 65% de los casos logra vincular el arma sospechosa con el nombre de su comprador.

Cifras contundentes

En EE.UU. “hay demasiadas armas del fuego, escasas regulaciones y demasiada gente loca que dispara desenfrenadamente”, escribe GQ.

  • En EE.UU. hay 55.000 tiendas que venden armas, más que supermercados y cuatro veces más que restaurantes de McDonald’s.
  • Solo en 2013 en EE.UU. fueron producidas 10.844.792 unidades y 5.539.539 más fueron importadas, registrándose cifras similares en los años anteriores.
  • En general, desde 1968 han muerto más estadounidenses en tiroteos que en todas las guerras de su historia. En 2014, se registraron 33.599 víctimas mortales.

No se puede saber cuántas personas poseen armas de fuego, cuantas fueron vendidas o compradas, ni cuantas existen en general. Después de cada tiroteo masivo se reactiva el debate sobre la necesidad de controlar la tenencia de armas, pero la necesidad de crear una base de datos consultable para poder seguir la pista de las armas sigue siendo un tema tabú.